Vivimos en un mundo altamente tecnológico y carente de contacto físico. Los medios de comunicación masivos ofertan una amplia cantidad de contenidos multimedia, netamente audiovisuales, en los que el sentido del tacto queda relegado a un plano subordinado.

La vista y el oído se ven constantemente bombardeados por imágenes y sonidos cada vez más atractivos, potentes y definidos. Mientras tanto, otros sentidos como el de la piel, el tacto, suelen ser ignorados en la mayoría de los casos.

La tecnología es maravillosa. Nos facilita las cosas, nos ofrece nuevas vías de investigación, innovación y progreso… Incluso salva vidas. Quizá, algún día, también sea capaz de incorporar experiencias táctiles de calidad que vayan más allá de las percepciones que hoy conocemos.

Mientras tanto, a través de los smartphones, las tablets y los demás dispositivos táctiles, apenas estamos rozando el mundo con las yemas de los dedos. El potencial de la piel en términos de percepción sensorial es soberbio. La piel es el órgano más grande que poseemos y tiene corpúsculos irrigados, no sólo en las manos o en la yema de los dedos, sino por todo el cuerpo.

En un principio, todo parece indicar que futuras herramientas de ocio y entretenimiento virtuales continuarán distrayendo nuestra atención del contacto físico.

Desde aquí, os invitamos a contrarrestar esa tendencia. Recuperemos el territorio de la piel. Démosle mayor visibilidad al mundo del tacto. Ampliemos nuestro vocabulario táctil. Exploremos la percepción sensorial de este sentido cardinal y prioritario. Participemos del placer que desencadena…

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