En los últimos meses del embarazo se produce en el cuerpo de la mujer un aumento del volumen sanguíneo, que afecta especialmente a la circulación de retorno y al sistema linfático: la compresión del útero sobre la circulación a nivel inguinal provoca sensación de pesadez en las piernas, y aparecen varices en el muslo y en el hueco poplíteo.
Como ya te contamos en el anterior post los cuidados estéticos deben comenzar desde el principio de la gestación: en este caso, el objetivo es hidratar la epidermis y reforzar la elasticidad de la piel. Hay una lista muy extensa y efectiva de cosméticos hidratantes y regeneradores, desde el aceite de rosa mosqueta al de borraja, pasando por la jojoba, el ácido hialurónico, el colágeno, las vitaminas A, E y C, los factores de crecimiento, las células frescas, el aloe vera o el silicio orgánico. Los podemos encontrar en distintas formas (crema, gel, aceite) y se deben utilizar dos veces al día.
Por otra parte, es muy recomendable realizarse una exfoliación previa de la zona mediante alfahidroxiácidos, que proporcionan la doble acción de eliminar las células muertas e hidratar la piel. Hay cuidados de este tipo que pueden llevarse a cabo fácilmente en casa, como los peelings físicos a base de huesos de frutos, con microesferas o con un guante de crin, y que se complementan en cabina con mascarillas a base de algas o fangos. Estos tratamientos siempre se llevan a cabo con las manos, ya que durante el embarazo el abdomen y los senos presentan contraindicaciones a determinadas técnicas de aparatología.
Pero sin duda, la mejor técnica en cabina para cuidar la circulación sanguínea es el masaje circulatorio y el drenaje linfático, y, en el caso de las piernas, es muy efectiva la presoterapia.
Hay una serie de recomendaciones que debemos seguir en el día a día:
- Aplicar cosméticos específicos para la pesadez de las piernas en forma de gel o emulsión (son los más sencillos de utilizar) y, si nuestro tiempo nos lo permite, descansar después con las piernas elevadas a una altura de 35º.
- Aprovechar el momento de la ducha para aplicar chorros de agua en las piernas a diferentes temperaturas, acabando siempre con agua fría. También es muy efectivo llenar la bañera con agua fría hasta cubrir los tobillos y pisarla alternativamente durante 10 minutos, de manera que se estimule la planta del pie: ahí se encuentra la esponja de Lejars, lugar de inicio de la circulación venosa de retorno.
- Si, por el motivo que sea, debemos pasar mucho tiempo de pie o sentadas, son útiles las medias de descanso, que se adaptan a cada persona y mejoran considerablemente la circulación en las piernas.
¡Y a disfrutar de la salud durante los nueve meses! La próxima semana, cuidados faciales para embarazadas.