¿Cómo aplicar correctamente los productos diarios?

Además de llevar una buena rutina diaria, es necesario que sepamos aplicarnos los productos correctamente para que su acción sea eficaz y podamos aprovecharnos de todos sus beneficios.

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Lo más importante es encontrar aquellos que sean adecuados a nuestro tipo de piel y necesidades: existen productos para piel normal, mixta, seca o muy seca, grasa y sensible.

Para tener una piel sana y bonita debemos comenzar limpiándola bien: con este proceso se eliminan las impurezas cotidianas y los rastros de maquillaje, devolviéndole la suavidad y la elasticidad.

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Dependiendo del tipo de piel que tengamos, elegiremos diferentes formatos; normalmente su aplicación siempre será la misma, mediante masajes ascendentes en círculos suaves. Para las más perezosas existen las aguas micelares, que no necesitan aclarado, y son una solución práctica especialmente para las pieles sensibles o secas. El modo de empleo es muy fácil: se unta un algodón y se pasa suavemente por el rostro y los ojos.

Tras limpiar nuestro rostro, debemos tonificarlo: de este modo, lo refrescaremos, calmaremos y equilibraremos la hidratación, además de proteger a la piel del cansancio diario. La aplicación del tónico se realiza humedeciendo los discos de algodón en el producto y pasándolos suavemente por el rostro, con pequeños toques. Existen también las aguas termales: en este caso podemos aplicarlas o bien pulverizando una ligera bruma del producto sobre el rostro (manteniendo siempre una distancia prudencial), o ayudándonos, como decíamos antes, de un disco de algodón.

 

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Con el rostro totalmente limpio, procederemos a hidratarlo. Primero aplicaremos el sérum: este paso quizás sea uno de los más importantes, aunque muchas personas tienden a pensar que el sérum es lo mismo que la crema hidratante y lo descuidan. Una crema hidratante protege la piel al tiempo que la hidrata, mientras que la función del sérum es potenciar el efecto del tratamiento y reparar la piel.

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Administraremos el sérum con las yemas de los dedos, dando un ligero masaje circular para activar la circulación o con ligeros toques por todo el rostro.

Después aplicaremos la crema (hidratante por el día, nutritiva por la noche) adecuada a nuestro tipo de piel. Hay cremas que es necesario calentar previamente a su uso, poniendo la cantidad justa en la palma de las manos y emulsionando con los dedos. A partir de ahí colocaremos una pequeña cantidad en barbilla, nariz, mejillas y frente, y comenzaremos a masajear desde el interior hacia el exterior y de abajo hacia arriba, empezando por la barbilla. Cualquier crema se aplica mejor con movimientos circulares y hacia arriba, así se logra un efecto “lifting” y ayudamos a que las cremas tengan un efecto más eficaz. Es importante usar la cantidad justa, una porción de avellana es más que suficiente y se puede repetir si es necesario, pero hay que tener en cuenta que el exceso satura y ensucia los poros.

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Por último, nos centraremos en el contorno de ojos: dependiendo de nuestras necesidades podemos elegir entre infinidad de productos (gel, aceite, crema, roll on,…), que aplicaremos a pequeños toques por la zona del hueso debajo del ojo y el párpado superior, siempre con movimientos ascendentes hacia la sien con el dedo anular, ya que éste tiene menos fuerza que el resto de los dedos; ejercer un exceso de presión podría provocar ligeras rupturas en los tejidos, que nos perjudicarían a la larga.

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¡Cuida tu piel en el día a día! Lo notarás a largo plazo. ¡Hasta el siguiente post!